Poner sobre cuatro rebanadas de pan una loncha de jamón de york y encima una de queso. Bañar ligeramente cada rebanada con un poco de leche. Tapar con las rebanadas de pan restantes y cortar cada sándwich en cuatro porciones triangulares.
Pasar las porciones cuidosamente por huevo batido y después por pan rallado. Freírlas en una sartén con abundante aceite de oliva caliente y retirar cuando están doradas colocándolas sobre papel absorbente para que eliminen el exceso de grasa.