Cortar las patatas en rodajas, salarlas y freírlas en una sartén con abundante aceite de oliva no demasiado caliente, dejando que se frían despacio. Cuando están blandas pero no han llegado a dorarse se sacan de la sartén con una espumadera escurriéndolas bien. Reservar.
Retirar el aceite de la sartén y volver a ponerla al fuego, añadir los dientes de ajo y el perejil picados con un poco de sal. Dejar dorar ligeramente añadiendo una gotita de aceite de oliva. Añadir después el zumo de limón, remover bien y añadir un cacito de caldo. Probar la mezcla, si está muy ácida se añade un poquito más de caldo.
Las patatas se añaden de nuevo a la sartén y se revuelven con cuidado para no romperlas. Rectificar de sal, tapar la sartén y dejar a fuego muy bajo durante unos 8 minutos.
De tanto en tanto se revuelven un poco las patatas para evitar que se quemen.
Observaciones
4 personas
Elegir patatas poco harinosas para evitar que se rompan.