Tostar las semillas de sésamo en una sartén seca a fuego medio. Remover con una espátula de madera constantemente durante unos minutos.
Una vez tostadas, deben quedar doradas, crocantes y dar un aroma fragante. Poner las semillas en un plato y dejar que se enfrien.
En la misma sartén añadir una cucharada rasa de sal marina sin refinar y tostar también unos minutos. Poner en un plato y dejar enfriar.
Agregar la sal marina en un mortero japonés conocido como suribachi. (Se encuentran en los herbolarios) (Yo utilizo el molinillo de café). Machacar la sal y después añadir el sésamo y seguir machacando hasta que las semillas estén ligeramente marchacadas.
Es recomendable tomar 1 a 2 cucharaditas de gomashio cada día. Se puede utilizar para condimentar cereales, pastas, verduras, ensaladas o sopas.