La pasta es una de las bases de la dieta mediterránea, y está considerada como uno de los alimentos más equilibrados y saludables, consumiéndose en torno a dos veces por semana.
Sin embargo, para elaborar un auténtico plato de pasta, respetando el producto y las claves de preparación de su país de origen, son necesarias algunas claves que lo convertirán en un plato estrella. Y es que, cocer bien la pasta es sencillo pero hay algunos trucos que pueden marcar la diferencia.
Con el objetivo de acercarnos a la cultura gastronómica de la auténtica cocina italiana, Barilla nos da las claves para sacarle el mayor partido a la pasta y preparar este alimento como un chef tradicional:
La pasta, elaborada siempre con sémola de trigo, presenta mil formas, admite diversas preparaciones y son muy pocos los que consiguen resistirse a disfrutar de este alimento tan sano y nutritivo. Ahora bien, aprender a cocinar la pasta en su punto, con una cocción perfecta, tiene sus secretos.
La pasta debe cocerse en una olla grande con bordes altos. Los utensilios que se utilicen para cocer la pasta son muy importantes, para que la pasta pueda moverse con libertad y no quede pegada. Igual de importante es cocerla en suficiente agua, necesitas 1 litro de agua por cada 100 gramos de pasta (cantidad recomendada por persona). Una vez que el agua esté hirviendo, y no antes, se debe añadir sal gorda (7 gramos) y seguidamente, la pasta elegida. Tapa la olla hasta que el agua comience a hervir de nuevo. No es necesario añadir aceite o mantequilla al cocer la pasta.
Ten en cuenta que la pasta larga se incorpora en abanico, procurando que quede sumergida en el agua lo antes posible. Cuando se trata de pasta corta, se añade en forma de lluvia.
La pasta debe removerse de vez en cuando con una cuchara de madera durante la cocción (con la cazuela destapada) para que no se pegue y probarla para asegurar que quede al dente ((tierna por dentro y con cierta consistencia por fuera). El tiempo de cocción de la pasta suele oscilar entre 8-10 minutos, aunque en algunos casos asciende a más de 11 minutos, dependiendo del corte de la pasta. El tiempo se indica en el paquete. No obstante, hasta familiarizarte con los tiempos, deberás ir probando para controlar el momento en el que la pasta está "al dente", firme al morder pero masticable. En la zona interna quedará un pequeño hilo de pasta cruda de un tono diferente, es en este momento cuando se ha obtenido el punto deseado y hay que proceder a colar la pasta con un colador, eliminando así el exceso de agua.
Una vez cocida, se aconseja no dejar la pasta reposando ni añadir agua fría. Simplemente debe escurrirse y guardar un poco de agua caliente para añadir a la salsa y remover.
Si utilizarás la pasta para servir en ensalada, tendrás que enfriarla dejándola en el colador y pasándola bajo el chorro de agua fría.
La salsa siempre debe esperar a la pasta, de manera que se tiene que preparar antes de que la pasta esté cocida para añadirla y mezclarla al fuego antes de servir, permitiendo así que coja todo el sabor y quede bien fusionada.
No se deben mezclar demasiados ingredientes al preparar pasta, añadiendo como máximo 8 ingredientes para que los sabores queden limpios.
Lo cierto es que casi todas las salsas combinan bien con cualquier corte de pasta, pero hay combinaciones perfectas. Las pastas largas van muy bien con salsas elaboradas a base de pescado o simplemente con una sencilla salsa de tomate. Las pastas cortas son muy adecuadas para ingredientes o condimentos de verduras o carne. El macarrón (pasta lisa) combina fenomenal con salsas cremosas o a base de nata. Tampoco se pueden olvidar algunas combinaciones que nunca fallan como los espaguetis con salsa boloñesa o los macarrones con una clásica salsa de tomate. A este respecto, es muy importante saber cómo cortar los ingredientes, pues el corte en juliana y alargado es perfecto para pastas largas, mientras que en dados es ideal para pasta corta.
Lo ideal para disfrutar al máximo de un plato de pasta es no utilizar la cuchara para comer espaguetis y tampoco cortarlos. La forma ideal para comerlos es con tenedor, separando un montoncito de espagueti y enrollándolo para que sean más sencillos de ingerir.
El queso rallado, ideal compañero de la pasta, va mejor con algunos tipos de salsa, por ejemplo, en salsas de verduras o con carne.