Las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares son los problemas más importantes de salud pública en las sociedades modernas. Incluso el infarto cerebral, conocido como ictus, se ha convertido en la principal causa de muerte entre las españolas, por encima del cáncer de mama, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Coincidiendo con el Día Mundial del Ictus, el 29 de octubre, cabe recordar que a pesar de que las investigaciones científicas han conseguido reducir considerablemente la mortandad y las consecuencias irreversibles de estas dos patologías, lo cierto es que la prevención es la mejor arma para combatir el deterioro de nuestro cerebro.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) defiende el uso de la palabra ictus para referirse a todo tipo de patología cerebrovascular aguda, ya se trate de una obstrucción brusca de un vaso sanguíneo cerebral, la rotura de este o ambas.
Para prevenir el ictus, expertos recomiendan realizar actividad física de forma regular, controlar el peso, la presión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol, no fumar y llevar una dieta equilibrada y saludable. De hecho, muchos estudios están corroborando que la dieta mediterránea, que contempla un consumo moderado de vino, mejora nuestras funciones cognitivas, a pesar del desgaste natural, debido a la gran cantidad de agentes antiinflamatorios y antioxidantes que contiene. En 2013 se llegaron a conclusiones tan contundentes como que la dieta mediterránea reduce en un 30% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, un ictus o de morir por una causa cardiovascular.
La clave está en los polifenoles
En el caso del vino en el contexto de la dieta mediterránea, la elevada presencia de antioxidantes en su composición reduce la inflamación, impiden que las arterias se endurezcan e inhiben la coagulación, lo que mejoraría el riego sanguíneo. También se ha demostrado que los polifenoles, presentes en esta bebida, son muy buenos para mejorar positivamente la cognición de nuestro cerebro y conseguir mejorar nuestro estado de ánimo y, en consecuencia, reducir la angustia, la ansiedad y la posibilidad de sufrir depresiones.
Por otro lado, el Dr. Ramón Estruch, consultor de Medicina Interna del Clínic de Barcelona afirma que “en los ensayos de alimentación aleatorios, como el ensayo PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea) tras analizar la pauta nutricional de la dieta mediterránea, observamos que los participantes con baja incidencia de las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares eran aquellos con mayor consumo de aceite de oliva virgen extra, café, vino y nueces, todos ellos alimentos muy ricos en polifenoles. Además, el alcohol por sí mismo también actúa como factor protector a través de diferentes mecanismos”.