Para conseguir que esté más sabroso se debe mezclar la manteca de cerdo, la sal gorda y los ajos machacados previamente dejándolos reposar 2 horas como mínimo.
Transcurrido ese tiempo, precalentar el horno a 180 grados y colocar el cochinillo en una fuente de barro cortando la columna con un cuchillo por el interior y dejándolo listo para untar con la mezcla preparada, calentándola previamente 70 segundos en el microondas para poderla untar bien.
Utilizando una brocha de silicona se va pintando el cochinillo y se ponen sobre la fuente las hojas de laurel para dar un toque excepcional de sabor. Cuando esté untado se coloca encima de la fuente de barro el cochinillo boca abajo y con un cuchillo fino se pincha toda la superficie para que el calor llegue al interior y la carne quede muy jugosa.
Con todos estos pasos hechos, se mete en el horno 1 hora a 160 grados añadiéndole un poco de agua a la fuente y, conforme vaya pasando el tiempo, hay que ir mirando que no se quede sin agua para que no se reseque la carne. Después de la hora se debe dar la vuelta al cochinillo, subir la temperatura a 180 grados y ponerlo otra vez en el horno 40 minutos.
Una vez pase todo ese tiempo, apagar el horno y dejar reposar 10 minutos más.
Cuando se saque del horno, es recomendable volcar en alguna cazuela la salsa que se ha formado y poner de nuevo el cochinillo en la fuente para servirlo. Así se mantendrá en su textura y jugo debido a las propiedades del barro. Solo quedará servirlo y darles la opción a los comensales de ponerse la salsa y disfrutar de este plato espectacular.
Observaciones
4-6 personas
Para que la piel del cochinillo quede crujiente y dorada se recomienda utilizar una fuente de barro. Así conseguirás un toque exquisito.