
Dependencia, ansiedad e impulsos descontrolados por las compras son algunos de los síntomas que sienten los consumidores compulsivos.
La afición desmedida por ir de compras tiene su origen en la necesidad de llenar una insatisfacción, un vacío emocional. Cuando la persona empieza a comprar para verse y sentirse mejor, satisface esa necesidad, el cerebro libera endorfinas, también llamadas "hormonas del placer", lo que contribuye a caer en la adicción.
No obstante, para que haya un problema grave de adicción a las compras tienen que darse unas características de dependencia psíquica en la persona, que pueden esconder un cuadro depresivo.
El portal de ventas Showroomprive ha hecho un análisis sobre este trastorno, en el que nos dan las claves para detectar si compramos lo que realmente necesitamos o si, por el contrario, sufrimos una adicción a las compras:
El comprador compulsivo adquiere productos que no necesita porque el mero hecho de comprarlos le hace sentirse mejor y calma su ansiedad. Cuando ésto se convierte en dependencia, estamos ante un caso claro de comprador compulsivo.
Esta patología, que afecta más a las mujeres que a los hombres, puede llegar a niveles tan extremos que causen la ruina económica del enfermo y su familia. Según Ana Gómez de Escauriaza, psicóloga: "Un comprador compulsivo se define por una pérdida de la capacidad para controlar los impulsos, que se traduce en una compra compulsiva. Éste tipo de comprador no valora los objetos que adquiere y se define por una profunda ansiedad de adquisición y un hambre voraz de comprar".
El afectado sólo consigue sentirse eufórico cuando compra. Después, lógicamente por problemas de conciencia, cae en un estado depresivo. No poder ir de compras provoca en el afectado una profunda tristeza y una gran ansiedad. Como si fuera una droga, la necesidad de consumir es mayor día a día.
¿Compras cuando te sientes deprimida?, ¿Adquieres productos por encima de tu nivel de vida?, ¿Acumulas ropa u objetos que no necesitas por el placer de comprarlos? Si has respondido "sí" a más de una de estas preguntas eres un caso claro de compradora compulsiva.
Los compradores compulsivos suelen además abonar sus compras mediante tarjeta de crédito o débito y pierden la dimensión y el control de sus gastos. Cuando comprueban el estado de su cuenta, el sentimiento negativo experimentado sólo puede verse subsanado por el acto de comprar nuevamente. Así se completa el círculo.
Esta actitud se puede presentar después de una ruptura amorosa, un conflicto familiar, problemas laborales o cualquier problema que afecte a tu estado de ánimo. La compra compulsiva como adicción está directamente relacionada con problemas de autoestima y se busca alcanzar un mejor estado de ánimo a través de lo comprado.
Se recomienda realizar un consumo controlado, una buena técnica para prevenir este comportamiento es escribir una lista con los objetos y productos necesarios antes de salir a comprar y establecer un presupuesto mensual que te ayude a no excederte. Es importante disfrutar de nuestras compras y realizarlas siempre dentro de nuestros límites.
Si la fiebre por las compras comienza a alterar tu vida personal, generando discusiones de pareja y dificultades económicas, no dudes en acudir a un psicólogo, cuando antes comiences a tratar el problema, más sencilla y rápida será la vuelta a la normalidad, y a la verdadera felicidad.
Existen diversos tratamientos, pero uno de los más efectivos son reuniones semanales de psicoterapia, en un tratamiento cognitivo-conductual.