La arcilla blanca es originaria de China y tiene las propiedades necesarias para que tu piel luzca sana y brillante. Hablamos de un polvo blanco brillante, compuesto sobre todo por un mineral, la caolinita. De ahí precisamente viene su otro nombre: caolín o arcilla de China, ya que durante siglos fue extraída de la montaña Gao-Ling. Se piensa que cuánto más blanca, mejor es su calidad y pureza: “Está considerada una de las arcillas más suaves debido a que sus partículas tienen un tamaño muy pequeño que encaja perfectamente en el mundo de la cosmética, si bien también está demostrado científicamente su uso interno (kaolín de grado alimenticio) para problemas asociados con el tracto digestivo e intestinal”, nos comenta Ángeles Girón, licenciada en biología.
Lo que hace al caolín o arcilla blanca tan especial es su alto contenido en dióxido de sílice, ingrediente muy popular en muchos productos de belleza, ya que promueve la producción de colágeno haciendo que nuestra piel luzca firme y elástica: “La forma más común en la que suele usarse es en forma de mascarilla facial, con el objetivo de purificar profundamente los poros, descongestionar y tensar, además de proteger e iluminar el rostro. Yo recomiendo aplicarla al menos una vez a la semana si la piel está muy seca, pero no más de tres veces a la semana en el caso de los cutis grasos que quieran controlar la grasa y el brillo”, aconseja la experta.
Su gran poder desintoxicante y antibacteriano es perfecto para volver a lucir una piel cuidada después de los castigos del sol y de la falta de hidratación del verano, aunque resulta fundamental en invierno, cuando las temperaturas extremas resecan e irritan la dermis.
Esta arcilla también ayuda a la eliminación de impurezas y a la regeneración celular, lo que acompañado de sus propiedades anteriores crea una piel fuerte y radiante para lucirla en todo su esplendor durante todo el año.
La arcilla blanca produce un efecto tensor, que también puedes fortalecer con ejercicios faciales, y aporta mucha luminosidad al rostro, ya que consigue eliminar toxinas y células muertas acumuladas en la dermis.
Pero no sólo puedes utilizar la arcilla blanca para el rostro. Otro de sus usos más comunes es para combatir el síndrome de las piernas cansadas, y es que, además de todo lo nombrado, la arcilla blanca también posee propiedades vasoconstrictoras. Y hay más. Puedes tomar la arcilla blanca disuelta en agua y con ello regularás el pH intestinal.
Además, es también común su uso como cataplasma en heridas o zonas irritadas. La capa de cataplasma debe aplicarse sobre la piel, una capa de dos o tres centímetros de grosor y retirar cuando esté seca con una espátula que no sea de metal, pues al entrar en contacto con él, perdería sus propiedades, y después aclarar con agua tibia.
Centrándonos en sus propiedades al servicio de la belleza, puedes encontrar la arcilla blanca en multitud de productos, pues se trata de un componente muy utilizado por la industria cosmética en la fabricación de mascarillas o exfoliantes. Sin embargo, también puedes elaborar tus propias mascarillas de arcilla en casa:
La arcilla blanca puede convertirse en una de tus aliadas y formar parte de tus trucos de belleza para estar todavía más guapa. Si tienes la piel seca y castigada o grasa y sensible, únete a las propiedades que te ofrece la arcilla blanca y nunca más querrás separarte de ella.