En los últimos años, los productos lácteos han sido objeto de numerosos estudios que apuntaban a que tal vez, no sean tan beneficiosos como se pensaba. ¿Debemos reducir su consumo o incluso eliminarlos de la dieta? ¡Descúbrelo!
Mucho se ha hablado en los últimos años de los lácteos, siendo numerosos estudios los realizados sobre estos con objeto de esclarecer si no son tan beneficiosos como se pensaba en un principio, cuando se hablaba de su papel fundamental en el crecimiento o para el buen estado de nuestros huesos.
Lo cierto es que una de las últimas tendencias en nutrición consiste en desmontar todo aquello que pensábamos positivo del consumo de lácteos en general, indicando que tomar grandes cantidades de estos no es más beneficioso que tomar una dosis media que cubra juntos con otros alimentos, las recomendaciones diarias de calcio.
Cabe resaltar que muchas personas, después de la lactancia deben controlar el consumo de lácteos y disminuir su ingesta con la edad, ya que la caseína y la lactosa, proteínas y azúcares de la leche de vaca, les resultan difíciles de digerir, pues necesitan de unas enzimas específicas para ello. Además, la leche produce gran cantidad de ácido araquidónico, una grasa que aumenta los procesos inflamatorios del organismo.
Para despejar dudas sobre el consumo de lácteos, nada más práctico y efectivo que consultar a una experta en nutrición sobre el continuo debate que genera este tema. Manuela Verdejo nos da su opinión:
¿Es saludable una alimentación sin lácteos?
Si optamos por una dieta sin leche ni otros productos lácteos, es fundamental reemplazarlos en nuestra nevera por otros alimentos con una gran cantidad de calcio, como puedan ser las sardinas en lata, las verduras de hoja verde, los frutos secos como las nueces, las almendras o las avellanas, semillas como las de sésamo o lino dorado, legumbres, pescados azules y también mariscos, o cereales integrales tipo quinoa (ficha estas recetas con quinoa) o amaranto.
¿Se deben eliminar los lácteos de la dieta diaria?
No hace falta ser tan drástico si no se tiene ningún problema de índole mayor. Unas 140 calorías por taza o dos raciones de lácteos al día son suficientes para asegurarnos una ingesta correcta, y podría alternarse con bebidas vegetales como la de arroz (120 calorías), leche de soja (80 calorías) o la de almendra (34 calorías sin azúcar) teniendo la ventaja de que se digieren mucho mejor que la leche de vaca. Incluso podría sustituirse por leche de cabra, de más fácil digestión y bajo contenido en caseína o el kéfir, alimento probiótico que nos aporta un amplio espectro de vitaminas, minerales y aminoácidos con microorganismos vivos que, administrados en las cantidades adecuadas, aportan beneficios en la salud del organismo del que los ingiere, así como un importante regenerador de la flora intestinal.
¿Es mejor elegir la leche desnatada o enriquecida?
Últimamente hay mucho debate con este tema, lo que siempre sería mejor es optar por la opción con menos grasa, es decir la descremada. Es bastante más importante.
¿Cuántos lácteos son demasiados?
Todo depende de la persona, lo suyo es comer de todo en su justa medida. Si en vez de satisfacer nuestra propia ansia o necesidad en un momento dado, optáramos por alimentarnos bien y hacerlo conscientemente, sabiendo lo que ingerimos y cuáles son su propiedades y beneficios para nuestra salud y organismo, sería más fácil después tener claro este otro tipo de cuestiones.
¿Hay que disminuir el consumo de lácteos con la edad?
El estómago suele hacerse perezoso con el paso de los años, al igual que las digestiones se hacen más lentas y lo que antes nos sentaba bien, cada vez lo toleramos menos. Todo dependería de nuestras sensaciones o problemas digestivos, no habría necesidad de reducir el consumo en términos generales.
¿Qué sustitutos tienen los lácteos? ¿Solamente las bebidas vegetales?
Depende para qué, para los desayunos puede ir muy bien una bebida vegetal de almendras, por su gran aporte de calcio, con algo de avena, salvado de trigo, frutos rojos, etc… tipo porridge. En otras horas, puedes cambiar la leche por fermentados como el kéfir (mejor de cabra) o el yogur en la merienda, y el queso (sobre todo si es curado) por el tofu en la cena.
No, las hay más grasas y difíciles de digerir, como la de vaca, y otras como las de oveja o cabra, menos “dañinas” y estupendas cuando son fermentadas.
¿Es tan solo una moda esta aversión por los lácteos?
Supongo que en determinados casos así será, pero hay muchas personas que no toleran bien la leche y necesitan buscar un sustitutivo, además de que cada vez hay un mayor interés por la nutrición y nuestro propio bienestar.