En verano, unos se van de vacaciones, otros vuelven y los hábitos y rutinas cambian. Por ello, es importante no descuidar la hidratación y saber que no solo la encontramos en el agua, sino en un amplio abanico de alimentos de la dieta mediterránea. Frutas, verduras, zumos naturales, batidos o bebidas vegetales, entre otros, son los aliados perfectos para un correcto equilibrio hídrico en una alimentación saludable.
Una de las bebidas (y comidas) por excelencia, que tiene multitud de nutrientes y ayuda a mantener una buena hidratación en verano es el gazpacho, alimento rico sobre todo en vitamina A y carotenoides que favorecen el buen estado de la piel, aportando al organismo la dosis de minerales necesarios para afrontar los meses de intenso calor. Únicamente debemos ser precavidos con la cantidad de aceite para no excedernos con las calorías, así como la sal que se utilice en su preparación, para evitar la retención de líquidos y la hipertensión arterial.
Otro tipo de bebidas refrescantes y energéticas son las elaboradas a partir de frutas y vegetales. Podemos incorporarles también hielo picado. Algunos ejemplos de combinaciones deliciosas y ligeras son:
Si necesitas un plus de energía, se pueden incorporar cereales, leche o yogur y frutos secos crudos:
Otra de las bebidas típicas del verano es la horchata. La chufa, ingrediente en el que se basa la horchata, destaca por el aporte de vitamina B9 (ácido fólico), esencial para el metabolismo energético, reducir el cansancio y la fatiga, y favorecer el buen funcionamiento del sistema inmunitario. También es una fuente de vitamina C y E, de gran capacidad antioxidante. En cuanto a los minerales, la chufa es rica en magnesio, fósforo, calcio, hierro y potasio.
Además, por su bajo contenido en sodio (casi nulo) y su riqueza en arginina, contribuye a equilibrar la tensión arterial. Por si fuera poco, se trata de una bebida energética y nutritiva, de origen completamente vegetal (sin gluten y sin lactosa) y con propiedades cardiovasculares similares al aceite de oliva, contribuyendo a disminuir el colesterol y los triglicéridos por su alto índice oleico.
Sin embargo, cabe resaltar que las horchatas son habitualmente un jarabe bien endulzado a base de azúcares que provocan una rápida respuesta glucémica. Es por tanto recomendable consumirla con moderación, a menos que elijas una bebida de horchata elaborada sin azúcares añadidos.
Otra excelente elección son las bebidas vegetales, siendo las de soja las más populares. Debemos buscar igualmente aquellas que tengan un menor contenido en azúcares. Podemos encontrar bebidas de avena, de arroz, de nueces, de almendras, de espelta, etc. Las opciones con menos azúcares son en general buenas opciones para las tardes veraniegas, aportando líquidos y sustancias nutritivas con, por lo general, escaso valor calórico.
Cuando pensamos en una infusión nos viene a la cabeza una bebida caliente, ideal para la temporada invernal, sin embargo, en su versión fría son un regalo hidratante en verano. Muy fáciles de preparar, podemos elaborarlas con la infusión que prefiramos hirviendo 1-2 litros de agua para añadirle luego varias bolsitas/cucharadas de infusión y dejar que se infusione durante 5 minutos. Podemos incorporar hojas de menta/hierbabuena, canela, rodajas de limón o de naranja, etc. Luego llevamos la infusión a la nevera varias horas para consumir bien fresquita.
Además, podemos aprovechar a descubrir nuevas infusiones depurativas, así como infusiones drenantes de plantas quemagrasas para combatir la celulitis, de manera que consigamos hidratar y depurar el organismo al mismo tiempo.
Por último, otra sencilla y refrescante solución es poner agua en una jarra con hielo y añadirle rodajas de limón, hierbabuena e hinojo, si tenemos. Podemos beber de esta agua entre horas o con las comidas.
"Por todos es sabido que de forma general debemos beber al menos 2 litros de líquido diarios, ya que la cantidad de agua que elimina nuestro organismo cada 24 horas debe ser restituida. En nuestra rutina alimentaria diaria, no es recomendable esperar a tener sed, pues esa sensación denotará un déficit de agua interno que podría afectar al funcionamiento normal de nuestro organismo. Con la pérdida del 1% del agua corporal total, ya aparece la sensación de sed, y está clínicamente demostrado que una disminución del 2% reduce el rendimiento y la función mental, por ello es tan importante mantener una buena hidratación, aunque no solo en verano", afirma Carlos Fernández, Director Médico del Grupo NC Salud.
En verano es importante no descuidar la hidratación y saber que no solo la encontramos en el agua, sino en un amplio abanico de alimentos de la dieta mediterránea. Frutas, verduras, zumos naturales, batidos o bebidas vegetales, entre otros, son los aliados perfectos para un correcto equilibrio hídrico.
Una de las bebidas (y comidas) por excelencia, que tiene multitud de nutrientes y ayuda a mantener una buena hidratación en verano es el gazpacho, alimento rico sobre todo en vitamina A y carotenoides que favorecen el buen estado de la piel, aportando a nuestro cuerpo la dosis de minerales necesarios para afrontar los meses de intenso calor.
Otro tipo de bebidas refrescantes son las elaboradas a partir de frutas y vegetales. Podemos incorporarles también hielo picado. Para los más activos, se pueden incorporar cereales, leche o yogur y frutos secos crudos.
También es muy típico en verano beberse un vaso de horchata. La chufa, ingrediente en el que se basa la horchata, destaca por el aporte de vitamina B9 (ácido fólico), esencial para el metabolismo energético, reducir el cansancio y la fatiga, y favorecer el buen funcionamiento del sistema inmunitario. En cuanto a los minerales, la chufa es rica en fósforo y potasio.
Las infusiones frías son otras alternativas muy fáciles de preparar para mantenerse hidratado durante el verano. Podemos elaborarlas con la infusión que prefiramos hirviendo 1-2 litros de agua para añadirle luego varias bolsitas/cucharadas de infusión y dejar que se infusione durante 5 minutos. Podemos añadirle hojas de menta/hierbabuena, canela, rodajas de limón o de naranja, etc. Luego lo refrigeramos varias horas y lo consumimos frío.