¿Cómo elegir la almohada perfecta?

Una simple almohada puede reducir la calidad del descanso y producir numerosos problemas de salud. Descubre si ha llegado el momento de cambiar de almohada y los mejores consejos sobre el material, tamaño y altura que debe tener la almohada perfecta.

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Agencias
La calidad del sueño está comprometida por diversos factores: enfermedades, estrés, medicamentos, sustancias y hábitos de vida, entre otros, pero un factor en el que nadie realmente piensa, más allá del colchón, es el más obvio: la almohada. Y es que, unos centímetros de más o de menos entre la cama y el cuello, pueden alterar la postura, el sueño y traer todo tipo de problemas de salud. Una simple almohada puede reducir significativamente la calidad del descanso e impactar negativamente en nuestra vida diaria.

Entonces, ¿cómo elegir la almohada perfecta?

Desde Artiem, expertos en bienestar, nos aconsejan sobre cuándo es el momento de cambiar de almohada, sobre su tamaño adecuado, y qué hay que tener en cuenta a la hora de comprar una almohada nueva. En definitiva, las claves para elegir la almohada perfecta que asegure un descanso reparador. ¡Toma nota!
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  1. El objetivo de usar una almohada cuando dormimos es mantener la cabeza en una posición de alineación neutral (sin estar doblada hacia adelante o hacia atrás), el tamaño de la almohada es absolutamente vital. Si tu almohada es demasiado alta: hará que los músculos del cuello se estiren y la columna se curve en la parte superior, el cuello estará rígido y dolorido cuando despiertes y puede presentarse dolor de cabeza. Además, la respiración se puede ver obstruida y aparecer ronquidos (que no sólo pueden interrumpir tu sueño, sino también el sueño de los demás). Si la almohada es demasiado baja: hará que los músculos del cuello se hundan y la columna vertebral se curve hacia abajo en la parte superior. Esto causará dolor de cuello, rigidez y dolores de cabeza.
  2. Dormir sin almohada, como en ocasiones cuando se duerme boca abajo, nos provoca dormir toda la noche con el cuello girado y si estamos boca arriba, nuestro cuello se arqueará hacia atrás pudiendo provocar lesiones en discos vertebrales y en las raíces de los nervios cervicales.
  3. Con el colchón parecemos estar poco a poco más concienciados, pero raramente pensamos en cambiar de almohada, sin embargo es importante cambiarla cada 12-18 meses. Una almohada vieja puede contener miles de células de la piel y los ácaros del polvo, que puede causar graves problemas de salud para los que sufren asma, afecciones de pulmón y alergias.
  4. Una buena prueba para comprobar si tu almohada necesita ser reemplazada es doblarla por la mitad y soltarla después de un segundo o dos. Si vuelve a su forma normal sigue estando en buen estado, si no es así, es hora de cambiarla.
  5. En el mercado hay dos tipos de almohadas. Las naturales: que rechazan las partículas de polvo, ácaros, con lo que se previenen las alergias. Las de pluma, por ejemplo, pueden modelarse con facilidad según la posición que se adopte y permanecen frescas por mucho tiempo. Y las sintéticas: en materiales como el látex espuma, tienen la contra de no perder la forma y al cambiar de posición, puede experimentarse incomodidad por ello.
  6. Las almohadas de plumas son cómodas y elegantes, pero hay que advertir que algunas personas son alérgicas a las mismas.
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  8. Las personas que duermen de costado, deben tener en cuenta que la almohada permita que exista una distancia adecuada entre los hombros y las orejas, al tiempo que se mantenga alineado el cuello.
  9. Las personas que duermen boca arriba tienen un rango mayor de soporte en todo el cuerpo. Pero igualmente deben tener en cuenta evitar una almohada muy baja o una demasiado alta.
  10. Al dormir boca abajo, lo ideal es dormir sin almohada o con una muy fina, para evitar que la cabeza se eleve más de lo normal y pueda producir dolor en el cuello.
  11. Por último, hay que prestar atención al calor, un factor que puede interferir con el buen descanso. Las mejores para mantener un sueño fresco son las almohadas de materiales naturales. Las almohadas de espuma son ideales para personas con alergias pero su material sintético atrapa el calor corporal, ocasionando sudor. Si, de todos modos, prefieres las almohadas de espuma, pero sufres de calor cuando duermes, entonces busca marcas que contengan gel de enfriamiento arriba para evitar el sobrecalentamiento.