Junto con las manos, el cuello es una de las partes del cuerpo que más evidencia la edad. La piel del cuello es una de las zonas que pierden elasticidad con más rapidez, tiende a resecarse y a formar líneas de expresión, por eso, lejos de abandonarla, hay que mimarla. La aparición del temido "doble mentón", la flacidez o las arrugas son los primeros síntomas de alerta. Y es que, a partir de los 30 años, los músculos de la zona de la mandíbula empiezan a perder tensión, favoreciendo el desarrollo de la conocida popularmente como "papada" y perdiendo definición del óvalo facial. ¿Cómo evitarlo?
El cuello y el escote son los grandes perjudicados cuando se trata de hidratación. Y es que los olvidamos siempre cuando nos aplicamos la crema. Sin embargo, no sabemos que el cuello es de las zonas del cuerpo a las que más les afecta el sol porque posee menos melanocitos que la cara, por ejemplo. Los melanocitos son las células encargadas de producir la melanina que bloquea la entrada de los rayos del sol a nuestra piel. Es por ello que la piel del cuello es mucho más sensible a las radiaciones solares que otras zonas.
Con el escote pasa lo mismo. Con el paso de los años comienza a presentar arruguitas verticales ocasionadas por la posición que se adquiere al dormir o por el simple paso del tiempo. Por todo esto no podemos olvidarnos de hidratar el cuello y el escote del mismo modo que lo hacemos con la cara.
Convéncete. La piel del cuello y escote precisa una atención especial dado que es muy fina y delicada, escasean las glándulas sebáceas y la melanina, contando con pocos medios naturales de protección. Además, son zonas expuestas al aire libre gran parte del año y deben extremarse los cuidados para evitar que aparezcan las primeras huellas de envejecimiento, tales como arrugas en forma de collar, flacidez y manchas.
Así, la primera medida que debes tomar para que cuello y escote se mantengan jóvenes, evitando las arrugas y mejorando la firmeza, es mantener los mismos cuidados que empleas en el rostro.
Limpieza dos veces al día, exfoliación una vez por semana y cremas tensoras específicas. Es fundamental conocer la técnica adecuada de aplicación de las cremas, siempre mediante movimientos circulares suaves y ascendentes, desde la base del cuello a la barbilla, manteniendo la piel del cuello tersa.
Aplicar una buena crema hidratante es vital para combatir el descolgamiento y evitar que la delicada piel del cuello se deshidrate. Si ya has acusado una falta de firmeza, elige una loción específica con efecto tensor. Estos tratamientos para cuello y escote también reactivan la actividad celular y alisan la frágil epidermis de estas zonas.
Igual de importante es utilizar una crema con protección solar para evitar que la piel del cuello envejezca, pierda elasticidad y se acentúe la papada. No olvides que tomar el sol sin proteger el cuello y escote puede provocar la aparición de manchas, incluso en mujeres muy jóvenes. Emplea un índice de protección elevado y recurre a la cosmética específica contra las manchas. En todos los casos, recuerda aplicar el producto de arriba abajo suavemente, sin desplazar la piel.
Una dieta baja en grasas es determinante para rejuvenecer el cuello. Aumenta el consumo de frutas, verduras y productos integrales, y reduce el de alimentos ricos en sodio (sal de mesa, conservas, salazones…) y grasas de origen animal (embutidos, bollería industrial, precocinados…) para evitar la acumulación de depósitos grasos y la retención de líquidos.
Además, complementa estos hábitos saludables con la ingesta de abundantes líquidos, sobre todo de agua e infusiones depurativas.
La fina piel del cuello se convierte en el blanco perfecto para las arrugas horizontales y verticales. Para prevenirlas y reducirlas, la gimnasia facial se ha convertido en una eficaz solución para acabar con las arrugas y recuperar la luminosidad de tu piel. Así, complementa los cuidados anteriores con ejercicios de entrenamiento de los músculos de la cara, ya que han demostrado ser muy útiles a la hora de reducir estos signos de la edad.
Uno de ellos consiste en pronunciar todas las vocales, abriendo la boca al máximo; otro, en estirar el cuello y desplazar, tanto como se pueda, el maxilar inferior hacia delante para tonificar la zona. También puedes inclinar la cabeza lentamente hacia delante intentando tocar con la barbilla el cuello, para luego echar la cabeza lentamente hacia atrás tanto como puedas. Sacar la lengua e intentar tocarte la nariz con ella también te ayudará a fortalecer la musculatura.
Además, te proponemos tres ejercicios perfectos para relajar el cuello, sometido a un desgaste continuo y tensiones musculares:
Y ahora, dos ejercicios tensores y reafirmantes que fortalecerán la musculatura de la zona y combatirán la flacidez y el descolgamiento:
Por otra parte, el maquillaje también puede ayudarte a disimular las arrugas, debiendo elegir un fondo de maquillaje de efecto "lifting". Lograrás camuflar el doble mentón, si empleas una base algo más oscura sobre la zona de la papada.
Unos sencillos hábitos de vida y algunas ayudas extra, te ayudarán a conseguir tu objetivo de mantener un cuello y escote firmes y jóvenes.
Al caminar y también cuando estés sentada, procura no encoger el cuello, mantenerlo erguido evitará la aparición de arrugas y posibles molestias. Conviene elegir una almohada fina para dormir, y si te gusta leer en la cama, incorpórate con unos almohadones para evitar pegar la barbilla al escote. Además, dormir boca arriba es muy aconsejable para evitar las arrugas, pero como mientras dormimos no somos conscientes de nuestros movimientos, existen otros trucos y ayudas extra para cuidar nuestro cuello y escote:
¡Lucir arrugas en cuello y escote es, a partir de ahora, voluntario!