
Tras épocas de excesos como las navidades, es necesario recuperar hábitos saludables como ampliar el tiempo dedicado al deporte o volver a esa dieta que tanto esfuerzo nos cuesta seguir, pero que después de unos días nos hace sentirnos mucho mejor por dentro y por fuera. Entre los alimentos a incluir en una alimentación sana y equilibrada, enfocada a depurar el organismo de toxinas que no necesita, debe estar presente la deliciosa berenjena, una verdura con gran cantidad de agua que estimula la sensación de saciedad, mejora la circulación sanguínea y reduce el tan temido colesterol, entre muchas otras propiedades.
Por su gran contenido en agua (93%) y su prácticamente nulo aporte de proteínas y calorías, las berenjenas son muy usadas en estas fechas para conseguir uno de los objetivos que siempre nos marcamos al empezar el año: adelgazar. Buenas para la piel y excelente fuente de antioxidantes, comer berenjenas con frecuencia es además sumamente positivo para nuestra digestión ya que aumentan la producción de bilis.
La berenjena es una verdura con muy pocas calorías, pobre en hidratos de carbono y casi exenta de grasa. Por el contrario es muy rica en calcio, hierro, vitaminas B, vitamina C y potasio. Este último es el principal responsable del efecto diurético de la berenjena, siendo ideal en casos de retención de líquidos.
Además, es una verdura muy digestiva, rica en fibra y antioxidantes que reducen el colesterol y además te ayudan a lucir una piel joven y sana.
Para aprovechar mejor sus virtudes y consumirla de modo saludable, nada mejor que preparar la berenjena a la parrilla o asada.
Como son muy ricas en agua, pueden absorber fácilmente el aceite cuando se cocinan. Lo mejor para evitarlo es salarlas una vez cortadas y dejarlas reposar sobre un colador durante 20-30 minutos. Después se escurren bien y se secan. Este proceso eliminará también el sabor amargo que puedan tener.
No retires la piel, es donde se encuentra gran parte de la fibra, vitaminas y antioxidantes.
La berenjena es una de las verduras más versátiles en la cocina, así que si no te gustan demasiado encontrarás muchísimas maneras de “disfrazarlas” en tus platos para aprovechar todos sus beneficios y propiedades. Por ejemplo, puedes apostar por una riquísima musaka o un delicioso baba ganoush.