El maquillaje no es algo tan simple como dar unos toques de color en tu rostro. Podrás sacarle el máximo partido resaltando las facciones más bonitas y disimulando aquellas que no te agradan tanto.
Actualmente es habitual encontrar bases, polvos sueltos, máscaras de pestañas, sombras, coloretes, pintalabios… que añaden principios activos capaces de actuar como un verdadero tratamiento de belleza para la piel. Desde extractos de algas marinas para regular la secreción sebácea, caléndula para hidratar en profundidad las pieles más secas, aceite de jojoba para suavizar y equilibrar la dermis, hasta oligoelementos y vitaminas de acción antioxidante, además de aquellos cosméticos que incorporan factor de protección solar y defienden la piel de los agentes externos.
Sin duda, la elección vendrá siempre ligada a las necesidades de la piel y al resultado que se pretenda obtener con el maquillaje. Las texturas más fluidas y las tonalidades más suaves lograrán un maquillaje casi invisible y muy natural, mientras las coberturas más densas y tonos intensos dotarán de mayor sofisticación y personalidad al rostro.
Los utensilios que utilices para aplicar el maquillaje son de vital importancia para lograr el efecto deseado. Descarta la idea de que con una misma brocha puedes aplicarte los polvos y además el colorete, ya que cada zona requiere de pinceladas distintas. Además, nunca debes mezclar distintos colores utilizando la misma brocha.
Los utensilios imprescindibles en tu neceser de maquillaje:
Una vez dispongas de los productos y utensilios adecuados, llegó la hora de comenzar a maquillarte. Elige un lugar destinado para ello, preferiblemente con buena luz y a ser posible natural, haciéndolo así cuando salgas a la calle no te llevarás sorpresas. ¿Comenzamos?
Antes de proceder al maquillaje del rostro, es imprescindible preparar la piel practicando una limpieza a fondo que retire las posibles células muertas que tu piel haya podido generar durante el descanso nocturno y la prepara para el maquillaje.
A continuación, se debe aplicar una loción hidratante fluida y específica para tu tipo de piel, ya sea grasa, mixta, seca o sensible.
Tras la limpieza e hidratación previas, ya se puede comenzar a maquillar el rostro.
Tras la limpieza e hidratación previas, ya se puede comenzar a maquillar el rostro.
El primer paso es disimular las imperfecciones de la piel, rojeces, ojeras, granitos… con la ayuda de un corrector más claro que el tono de la piel. Aplícalo con la yema del dedo mediante ligeros golpecitos hasta difuminar completamente el producto. Si tienes dudas, en MujerdeElite te contamos, con todo lujo de detalles, cómo elegir y aplicar el corrector.
Después le toca el turno al fondo o base de maquillaje. Es de vital importancia que se elija y aplique correctamente, ya que será el cimiento a la hora de conseguir un maquillaje perfecto y proporcionarnos una tez suave y luminosa.
Por regla general, la base de maquillaje debe ser de un color lo más parecido al del cutis, de forma que la base no se nota y se funda a la perfección con la tonalidad natural de la dermis. Así se evitará el temido “efecto máscara”. Esto significa que a las mujeres de piel clara les favorecerá un fondo de maquillaje pálido, mientras que las de tez más oscura utilizarán una base más coloreada para obtener un resultado natural.
Además, conviene decantarse por un fondo de maquillaje testado dermatológicamente y de buena calidad que se adapte a las características de la piel, ofreciendo así un óptimo acabado.
Para aplicar la base se puede usar la yema de los dedos o recurrir a una esponjita especial para su aplicación. A fin de evitar excederse con la cantidad, se humedece previamente la esponja con un poco de agua para que la base se extienda en rostro y cuello con facilidad y de manera uniforme.
El segundo paso es maquillar los ojos empleando lápiz delineador, una buena máscara de pestañas y sombras. Estos tres elementos serán necesarios para dotar a la mirada de gran expresividad.
Se comentará por las sombras de ojos. Juega con varios tonos, usando un tono medio para el párpado móvil y el color más oscuro para la línea exterior del ojo, situada en la intersección que forma el ojo con el arco de la ceja. Justo por debajo de la línea de la ceja se aplicará la sombra más clara y luminosa. ¿Un truco? Da un toque con la sombra más clara en el lagrimal y lograrás causar un efecto de agrandamiento del ojo.
Unas largas y espesas pestañas son imprescindibles. Puedes ayudarte de un rizador para dar forma y rizar tus pestañas. Maquilla primero las inferiores y luego las superiores con los ojos bien abiertos de la raíz hacia la punta. Además, puedes dar un toque extra en los extremos exteriores para que los ojos parezcan más grandes y rasgados. Para evitar que se creen grumos y doten a las pestañas de un aspecto apelmazado, aplica dos capas finas de máscara en lugar de una sola capa demasiado densa.
Recuerda que, antes de comenzar a maquillar los ojos, las cejas deben estar perfectamente depiladas.
Llega el turno de la aplicación del colorete y la barra de labios.
Para maquillar los labios y a su vez protegerlos, puedes optar por un pintalabios con aceites hidratantes y filtro de protección solar, a no ser que prefieras elegir un brillo labial o gloss, que proporcionan alta hidratación y un aspecto natural, fresco.
Elige un perfilador de un tono lo más parecido a la barra de labios que vayas a utilizar. Sigue el borde de tus labios perfectamente para que el resultado sea lo más natural posible y difumina la línea de contorno trazada.
Luego rellena los labios con el tono elegido ayudándote de un pincel para lograr un resultado más preciso. Retira el sobrante acercando los labios a un pañuelo de papel. Si quieres que el resultado sea una boca jugosa y glamorosa, aplícate un poco de gloss.
Tras la aplicación del labial, toca el turno del colorete, que dota al rostro de luz, vitalidad y salud. El tono y efecto habrá de estar proporcionado al resto de la cara y maquillaje. Aplícalo con la ayuda de una brocha comenzando en las sienes y acabando suavemente en las aletas de la nariz, bordeando la zona inferior de los pómulos.
Finalmente, te recomendamos aplicar polvos sueltos ultrafinos -siempre con una brocha grande-, para fijar el maquillaje, eliminar los brillos en la piel y suavizar los tonos si se descubre que resultan más intensos de lo deseado. Esparce por cara y cuello.