La piel es el órgano de mayor tamaño del cuerpo, evoluciona a lo largo del tiempo y existen más tipos de piel de los que conocemos comúnmente. Para lucir un cutis envidiable, es básica la elección de la crema facial adecuada para ti, sin embargo, es fácil caer en el círculo vicioso de ir probando un producto u otro, sin que los resultados sean los esperados. La especialista Inmaculada Canterla asegura que “en cualquier tratamiento serio de la piel, el error siempre está en no conocer escrupulosamente las composiciones de los productos. No existen marcas, ni productos, los que actúan son los principios activos o ingredientes”.
Existen muchos tipos de piel, aunque la clasificación más conocida sea: piel grasa, miel mixta, piel seca y piel normal. Dentro de cada tipo de piel hay subtipos que han de tenerse en cuenta, ya que de ello dependerá que se recomienda una formulación u otra.
Además, también hay factores que influyen, en torno a un 75% en el estado de la piel y sus necesidades: el clima, los estilos de vida, el estrés, la edad, diferentes patologías, la exposición al sol, el tabaco, el alcohol, la alimentación, los embarazos… Por ejemplo, tras el verano la dermis necesita recuperarse de los excesos y prepararse para el frío invierno, al que acompaña la contaminación, los cambios bruscos de temperatura, el estrés diario… ¿Cómo conseguirlo?
Inmaculada Canterla, experta en farmacia, dermocosmética, nutrición y medicina antiaging, nos explica qué principios activos y cosmecéuticos recomienda para cada tipo de piel, según sus carencias y necesidades, basándose únicamente en la formulación y galénica de los productos, sin tener en cuenta marcas o modas:
La sequedad cutánea se caracteriza por presentar aspereza, descamación, pérdida de flexibilidad y elasticidad, grietas e hiperqueratosis. Dentro de las pieles secas se encuentran principalmente las pieles alipídicas (de aspecto mate y marchito, fácil descamación, tendencia a presentar arrugas y no tolerar los jabones) y las pieles deshidratadas (tacto áspero, gran tendencia a las arrugas y a que se infecten los poros, muy sensible, que se irrita con facilidad, con sensación de tirantez). Este tipo de piel necesita muchos mimos, ya que tiende a crear arrugas a edad temprana. Nada mejor que una hidratante cremosa, fundente y rica en activos antienvejecimiento, tensores y antioxidantes.
Para este tipo de pieles se recomiendan los siguientes principios activos:
Los estudios epidemiológicos ponen de manifiesto que cada vez son más las personas con una piel sensible, con una prevalencia aproximada del 50% en la población europea. Es una piel que al tener un umbral de tolerancia inferior al de una piel normal, reacciona frente a estímulos a los que una piel normal no reacciona, sufriendo sensaciones de incomodidad (calor, tirantez, enrojecimiento o prurito). Es frágil, y suele ser clara y estar sujeta a rojeces difusas y/o patologías. Para las pieles sensibles se recomienda evitar astringentes, mentol, alcanfor y productos que contengan lauril sulfato. Están indicados, entre otros, los siguientes principios activos:
Este tipo de piel presenta una mayor actividad de las glándulas sebáceas. Según el tipo de secreción, existen a su vez diferentes tipos de piel grasa: piel grasa seborreica (que la presentan principalmente individuos de raza latina), piel grasa deshidratada (aparece cuando la secreción sebácea modifica su composición cualitativa, evaporándose el agua retenida), piel grasa asfíctica (por la utilización errónea de productos cosméticos que pueden por ejemplo originar quistes sebáceos o quistes de millium). Elige fórmulas hidratantes sin aceites con activos purificantes que absorban la superproducción de sebo y mantengan a raya los brillos.
Para las pieles grasas, busca estos principios activos en tu tratamiento facial:
Este tipo de pieles tienen una situación intermedia que alterna las características de piel seca y grasa, en unas condiciones de normalidad, según su localización y la distribución de las glándulas sebáceas y sudoríparas (que no es homogénea). “Hay que ser muy precisos con los activos y dosis que aplicamos en cada caso, ya que cuando los extremos se polarizan tenemos zonas de piel más seca, tirante y con poros cerrados, como las mejillas, y zonas con la piel más grasa, como la zona T” nos explica la especialista Inmaculada Canterla. Puedes optar por fórmulas algo más cremosas. Son ideales las que equilibran la dermis y actúan controlando el exceso de sebo en la zona T y nutriendo las zonas más secas.
Este tipo de pieles necesitan:
Se caracteriza por sus secreciones equilibradas y la ausencia de alteraciones. Está bien hidratada, tiene aspecto luminoso, brillo moderado, color uniforme y poros imperceptibles. Al tacto será una piel suave, elástica, aterciopelada y flexible. Para la especialista “este tipo de pieles necesitarán un tratamiento basado en preservar su estado natural, protegerla de la deshidratación, de la acción del sol y los agentes atmosféricos”. Se recomiendan los siguientes activos para las pieles normales o eudérmicas:
Es muy importante saber que con el paso de los años se ha de ir cambiando de crema, pues no tendrá las mismas necesidades una piel de 25 años que una de 40. Con el transcurso del tiempo la piel pierde hidratación y el rostro se reseca más, por lo que hemos de ir adaptando y cambiando la crema según el estado actual de nuestro cutis.
Existen factores que igualmente modifican el estado de la piel y que no tienen que ver con la edad, el estrés puede favorecer la aparición de rojeces, granitos, capilares visibles y dilatados, piel reseca…, por lo que en esos momentos tendremos que utilizar otro tipo de crema específica.
Los cambios de estación también influyen en el tipo de crema a utilizar.
Existen algunos signos inequívocos de que el tratamiento hidratante utilizado en nuestro rostro no es el correcto. Reconocer estas señales que la piel envía resulta imprescindible para desterrar de tu neceser esa crema causante de irritaciones, tirantez o incomodidad en tu cutis:
Si sientes que cada vez que te aplicas una crema tu rostro se irrita y enrojece, es un síntoma muy claro de que el producto no es el adecuado a las necesidades de tu piel, por tanto debes cortar su uso inmediatamente.
Cualquier cosmético de tratamiento facial, ya sea limpiador o hidratante debe dejar una sensación de piel suave, tersa y confortable. Si la piel te tira tras su uso quiere decir que el producto es demasiado agresivo para ti.
Si tu piel genera escozor o erupciones, probablemente debas culpar a la crema que aplicas cada día en tu rostro, debido a que purifique en exceso cuando tu cutis requiere una fórmula más hidratante y calmante para evitar producir esa reacción indeseable en tu piel.