El verano somete a nuestro cabello a una auténtica tortura que, en mayor o menor medida, pasa factura, pudiendo sentir el pelo débil, áspero, sin brillo… “Existen 3 claves infalibles para detectar que tu pelo no está sano y que indican que debes cambiar tu rutina capilar”, nos explican desde Freshly Cosmetics, marca española de cosmética natural.
Atenta a las claves que nos indican que el cabello no está bien cuidado:
Cuero cabelludo: para detectar si una melena está sana o no, solemos fijarnos en el estado de nuestro pelo pero la clave se encuentra en el cuero cabelludo: exceso de grasa, o la aparición de caspa, picores o rojeces, son indicativos y síntomas que pueden alertarnos de que nuestro pelo necesita un cambio inmediato.
Pérdida de volumen: si notas que tu melena no tiene cuerpo, pierde brillo y elasticidad, es evidente que debes cambiar tu champú y acondicionador. La falta de elasticidad y porosidad en el pelo provocan esa indeseable pérdida de volumen.
Sequedad: la evidencia más clara de que tu pelo necesita hidratación es el estado de las puntas o el cuero cabelludo. Si tienes la puntas abiertas y el tacto es áspero, debes recurrir a un champú y acondicionador que hidrate más y mejor el pelo.
Los expertos lo tienen claro, el gran reto para lucir una melena sana es conseguir que el pelo que sale de la raíz esté lo más sano posible, y no maltratarlo mientras crece. Para ello es fundamental conocer qué sustancias incluyen algunos champús y son perjudiciales para la salud del cabello. ¡Toma nota!
Sulfatos y siliconas, los grandes enemigos
Sulfatos: la función de los sulfatos es remover toda la grasa y suciedad del pelo. Su elevado poder limpiador sumado al bajo coste de estos compuestos hacen que estén presentes en casi todos los champús. Precisamente este gran poder detergente hace que su uso continuado ocasione una profunda sequedad, debilitamiento del cabello y en muchos casos, irritación y picores en el cuero cabelludo. El hecho de eliminar completamente los aceites del pelo desprotege el cuero cabelludo de la grasa natural que éste produce, lo que hace que el cabello trate de producir más aceites para compensar esta eliminación, aumentando la producción de sebo y provocando que la melena dure menos tiempo limpia. Es un círculo vicioso.
Siliconas: crean una capa superficial en el pelo, evitando que éste se encuentre en contacto con el exterior. Las siliconas confieren al cabello un aspecto sedoso y suave después de la ducha, pero este efecto es totalmente artificial y no ayuda para nada a la salud del pelo. Las siliconas impiden que la piel y el cabello respiren, dificultando la regeneración natural de las células. A la larga producen sequedad por su carácter hidrófobo, impidiendo que el agua y otros ingredientes nutritivos penetren en el cabello. Con el uso prolongado se acumulan en el cabello, haciendo que se ensucie antes, pierda volumen y tenga mal aspecto.
Hidróxido de sodio: es importante saber interpretar las etiquetas de los productos, como por ejemplo la durabilidad de un envase abierto -que es un pequeño dibujo de un bote con los meses puestos encima- o los ingredientes y el orden que llevan en el código INCI (etiqueta). Cuánto más al principio está, mayor cantidad en su composición. De esta forma, podemos valorar su calidad. También a evitar, el hidróxido de sodio, un agente muy agresivo.
Teniendo en cuenta todos estos factores, llega la gran pregunta: ¿qué champú se debe elegir para lucir una melena sana? La respuesta es sencilla. Para conseguir un pelo repleto de salud hay que mejorar y potenciar los procesos naturales de los que éste dispone mediante ingredientes naturales.
En un champú natural las siliconas se sustituyen por diversos ingredientes naturales destinados a hidratar, suavizar y mejorar el folículo capilar, como proteína de trigo hidrolizada, glyceryl oleate, aloe vera, aceites de almendras y argán y extractos de té rooibos o castaño de indias.
En cuanto a los sulfatos, en un champú natural existen diferentes tensioactivos naturales derivados del coco que producen una espuma de burbuja pequeña y que presentan una agradable textura cremosa, muy suave. Tienen un poder detergente medio y un índice de irritación muy bajo.