¿Grasas hidrogenadas? Aléjate de ellas y descubre qué tipo de grasas debes comer

Analizamos en profundidad las grasas hidrogenadas o “grasas trans”, y descubrimos qué tipo de grasas son saludables. Algunos alimentos contienen grasas con nutrientes esenciales que son fundamentales para nuestro organismo. Descubre qué tipos de grasas debes consumir y cuáles no, eso sí, siempre con moderación.

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La presencia de grasas hidrogenadas, pese a que han sido inevitables en los platos precocinados y los restaurantes de comida rápida en los últimos tiempos, comienzan a desterrarse de los menús diarios después de demostrarse lo nocivas que resultan para la salud.

Cada vez que tomamos una pieza de bollería industrial, palomitas de maíz, patatas fritas o productos precocinados nos estamos metiendo en el cuerpo dosis nada despreciables de grasas hidrogenadas, una variante físico-química de la grasa que resulta poco recomendable para nuestra salud. Este tipo de grasas tienen un efecto similar a las saturadas, al elevar el colesterol "malo" en la sangre, lo que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades coronarias.

Paradójicamente, las hidrogenadas fueron promovidas en la década de los 80 como un sustituto "saludable" de las peligrosas grasas saturadas de origen animal. Se obtienen al inyectar moléculas de hidrógeno en aceites vegetales, lo que hace que se conviertan en sólidos en lugar de líquidos a temperatura ambiente. Tras este proceso, dan consistencia y alargan la fecha de caducidad de los alimentos en las estanterías de los supermercados y las cocinas de los restaurantes. Sin embargo, en los últimos años se ha descubierto que las grasas hidrogenadas se acumulan en las paredes de las arterias y obstruyen la circulación sanguínea.

La estadounidense Leanne Ely, consejera nutricionista de Healthy Foods, califica las grasas hidrogenadas y sus correspondientes ácidos grasos como "asesinos silenciosos" y asegura que estudios recientes relacionan el incremento de un 40% de cáncer de mama, y de diabetes tipo II, en mujeres que consumen productos impregnados de esas sustancias.

Mientras Ely argumenta que las hidrogenadas son grasas "molecularmente alteradas" que pueden resultar tóxicas para nuestro cuerpo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que el consumo diario de este tipo de sustancias no debe superar los 5 gramos, límite considerado como razonable.

Una bolsa de patatas fritas de 150 gramos contiene 7 gramos de grasas hidrogenadas y un bollo industrial entre 5 y 6.

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3 tipos de grasas

La ciencia ha establecido que nuestro organismo necesita para que funcione con normalidad tres tipos de grasas: las monoinsaturadas, las saturadas y las poliinsaturadas.

Las grasas saturadas están presentes de forma natural en alimentos de origen animal como las carnes rojas, la piel de pollo, los quesos curados, la mantequilla, la yema de huevo y los embutidos. También se encuentra en algunos alimentos de origen vegetal como la crema de cacao y los aceites de coco y de palma.
 
Los denominados triglicéridos, que acumulamos en nuestros depósitos grasos, proceden de la dieta y de nuestra propia síntesis, de modo que la proporción de los diversos ácidos grasos que los constituyen representan principalmente el tipo de materiales que nos resultan más adecuados como material de reserva, para lo cual se han seleccionado algunos de los ácidos grasos de la dieta y se ha sintetizado el resto, oxidándose para obtener energía todo lo que no fuese directamente aprovechable.

La presencia de ácidos grasos poliinsaturados es esencial para el adecuado funcionamiento de nuestras membranas, pero el abuso de este tipo de sustancias en las sociedades opulentas de nuestros días ha llevado al incremento alarmante de problemas como la arteriosclerosis y las insuficiencias cardíacas, según revelan los estudios de los doctores Martin Katan, holandés, y Walter Willett, catedrático de Nutrición de la Universidad de Harvard (EE.UU.)

A partir de estas evidencias, la lucha de las autoridades sanitarias de todo el mundo ha ocupado tres frentes: limitación de la ingesta energética, especialmente de grasas; vigilancia de la ingesta del colesterol y sustitución de los lípidos con predominancia de ácidos grasos saturados por aquellos en los que abunden los ácidos grasos insaturados.

Las estadísticas y los estudios acerca de su peligrosidad no han impedido por otra parte que en los últimos años la industria alimentaria haya abusado de las grasas hidrogenadas, que constituyen una síntesis de laboratorio de las monoinsaturadas y las poliinsaturadas.

El problema surge a la hora de metabolizar estas grasas, pues el organismo las procesa como saturadas, a pesar de que su origen sea vegetal y no saturado, con lo cual aumentan los niveles de colesterol y los triglicéridos.

Y el argumento fundamental de las empresas de alimentación a la hora de "justificar" el uso de las grasas hidrogenadas se concentra tanto en su bajo coste como en la posibilidad de que su fecha de caducidad sea óptima desde el punto de vista comercial.   

No obstante, el aumento del rechazo de una buena parte de la opinión pública y las recomendaciones de las autoridades sanitarias han logrado, que las grasas hidrogenadas, también conocidas como "grasas trans", comiencen a ser desterradas de los menús diarios y productos alimenticios.

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¿Qué tipo de grasas son saludables?

Cuando nos enfrentamos a una dieta para adelgazar o simplemente queremos empezar a comer más sano, solemos pensar que una de las claves consiste en eliminar todas las grasas de nuestra alimentación, sin embargo, se trata de un completo error. Lo importante no es eliminarlas, sino saber qué tipo de grasas pueden aportarnos nutrientes básicos y cuáles no.

Averigua qué diferencias existen entre las grasas saturadas, las grasas insaturadas y las grasas trans, sólo una de ellas será beneficiosa para tu salud:

Grasas saturadas

Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente. Están formadas por ácidos grasos de cadena larga y se encuentran presentes en el tocino, las mantecas de cacao y cacahuete... Este tipo de grasas pueden aumentar tus niveles de "colesterol malo". ¡Evítalas!

Grasas insaturadas

Son lo que comúnmente denominamos aceites, es decir, las grasas que son líquidas a temperatura ambiente. Presentes en el aceite de oliva, alimento básico de la dieta mediterránea, el aceite de girasol y algunos frutos secos, aportan nutrientes esenciales al cuerpo humano que no puede generar él mismo, así pues, debes incorporarlas de manera directa.

Las grasas monoinsaturadas se encuentran en el aguacate o el aceite de oliva, por ejemplo, y contribuyen a regular los niveles de colesterol.

Las grasas poliinsaturadas están presentes en los pescados azules, como el salmón, el atún o las sardinas, y algunos frutos secos, como las nueces o las avellanas. ¿Te suenan los términos Omega-3 y Omega-6? Ambos son grasas poliinsaturadas y ayudan a reducir el colesterol en sangre.

Grasas trans

Son las grasas que han sido sometidas a un proceso de hidrogenación, así que te sonarán también bajo el nombre de grasas hidrogenadas, de las que hemos hablado ampliamente. Son las más perjudiciales para la salud, presentes en los alimentos procesados, la bollería industrial y la comida rápida. Presentan mayor riesgo para la salud que cualquier otro tipo de grasa. Si quieres apostar por la vida sana, evita todos los alimentos que contengan grasas trans, tu corazón y tu figura te lo agradecerán.

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