En determinados momentos y aunque no existan razones aparentes para ello, muchas personas pueden no sentirse con el ánimo suficiente para afrontar la jornada laboral, e inclusive, les cuesta salir a divertirse debido a una falta de energía.
Puedes recuperar tu vitalidad y bienestar recurriendo a las soluciones que la propia naturaleza te ofrece. En esta ocasión, nos centraremos en la aromaterapia, tratamiento natural basado en el uso aceites esenciales procedentes de plantas y frutos. Y es que, el sentido del olfato es especialmente poderoso. Según estudios recientes, este sentido se encuentra conectado directamente al sistema límbico, la parte del cerebro que controla las emociones y que interviene en la memoria. Los olores que se perciben tienen un impacto significativo sobre el estado de ánimo. De este descubrimiento nació la aromaterapia, una ciencia que ha conseguido establecer un aroma para cada necesidad.
Las propiedades terapéuticas de los aceites esenciales procedentes de plantas y frutos pueden ayudarte a combatir numerosas afecciones de salud, tales como el dolor de cabeza, el insomnio, el estrés, los problemas digestivos, la falta de energía o la retención de líquidos.
Como comentábamos anteriormente, la aromaterapia se basa en el uso de ciertos aceites esenciales como método terapéutico o complemento en afecciones de salud, ya sean físicas o psíquicas. La aromaterapia es una medicina complementaria que utiliza los aceites esenciales a través de la percepción de sus aromas. El químico francés René-Ma Gattefosé, utilizó este término por primera vez en el año 1928, pero el uso de las hierbas y sus extractos con fines curativos, proviene de las antiguas culturas como la egipcia, sumeria, romana, babilonios…
Las virtudes y propiedades terapéuticas de los aceites esenciales se remontan a la antigüedad, donde eran utilizados en medicina y cosmética. En la actualidad, el consejo de un experto podrá ayudarnos a encontrar el aroma más adecuado para nuestro caso y la dosis adecuada.
Las fragancias que liberan los aceites esenciales actúan sobre el hipotálamo, parte del cerebro que influye en nuestro sistema hormonal. Las moléculas de los aceites llegan hasta el sistema nervioso a través del flujo sanguíneo, influyendo directamente en nuestro estado de ánimo, metabolismo… colaborando así a restablecer el equilibrio y la armonía. Dependiendo del tipo de aceite que utilicemos, su efecto puede ser estimulante o calmante. De ahí que digamos que hay una relación directa entre lo que olemos y nuestro estado anímico.
Entre la amplia gama de aromas, es determinante escoger el aceite esencial más adecuado a cada caso, pudiendo destacar lo más conocidos e importantes, como pueden ser el romero y la albahaca, poseedores de propiedades energizantes e indicados directamente en casos de fatiga mental.
Otras esencias como la menta, actúan como tónico, reactivando la capacidad de atención y concentración. Los aromas de cítricos como la naranja dulce, mandarina o bergamota ejercen un efecto relajante sin restar energía, indicados especialmente en casos de estrés excesivo.
Los aceites esenciales se compran en pequeños envases, debido a que unas pocas gotas bastarán para ejercer el efecto deseado, y no es conveniente aumentar las dosis recomendadas con la creencia errónea de que se podrán acelerar o aumentar los beneficios.
Inhalados o aplicados en la zona a tratar, los aceites esenciales son muy eficaces y sin efectos secundarios, lo que permite su uso a cualquier persona. Existen diversas formas de aplicar los aceites:
Unas pocas gotas en el agua de los humidificadores de los radiadores, será suficiente para beneficiarte de sus virtudes.
Si lo prefieres, puedes dejar que se expanda el aroma vertiendo algunas gotas de la esencia elegida en pequeños recipientes que con el calor de una vela en su parte inferior logrará difundir el aroma y ejercer el efecto deseado.
Al levantarte o bien al término de un día estresante el uso de los aceites esenciales está muy recomendado, ya que los principios de éstos, actuarán a través del olfato y directamente a través de la piel potenciando sus efectos. Únicamente se ha de tener la precaución de no utilizar los aceites directamente sobre la piel, deben ser emulsionados previamente en un poco de jabón o gel líquido y posteriormente verter en la bañera o sobre la esponja de baño.
Unas gotas del aceite esencial elegido sobre un pañuelo, resultará una opción práctica y muy útil, ya que podrá llevarse en el bolso, de forma discreta en el interior de un cajón en tu oficina… y aspirar el perfume cuando se sienta la necesidad en cualquier momento y lugar.
Para iniciarte en la aromaterapia, elige esencias de las plantas más conocidas procurando que sea una marca de calidad. Disfrútalas en masajes añadiendo al aceite de masaje unas gotas de la esencia elegida, también en el baño, añadiendo varias gotas en el agua tibia. No lo dudes, regálate una colección de aceites esenciales e incrementa tu bienestar:
Muy eficaz para aliviar la fatiga mental, la congestión nasal y los gérmenes ambientales.
Se consigue destilando la lavanda y son necesarios unos 400 kilos para conseguir 1 litro de este aceite esencial. Por su efecto calmante, antiséptico y analgésico, alivia el dolor de cabeza, combate el insomnio, el estrés, los estados depresivos y molestias musculares. Además, es un potente regenerador ya que promueve la formación de células de piel sana. Esto lo convierte en el aceite ideal para mejorar notoriamente el aspecto de cualquier traumatismo cutáneo. Se aplica sobre cortes y quemaduras.
Es uno de los más utilizados en aromaterapia. Su principal virtud es acelerar la cicatrización de las heridas, gracias a sus propiedades antisépticas y calmantes. Su doble efecto trabaja la regeneración celular cutánea y aporta elasticidad y brillo a nuestra piel. Sus propiedades diuréticas y antisépticas combaten eficazmente problemas digestivos. Además, aumenta la energía y mantiene alejados los estados depresivos.
Además de actuar como un potente antiinflamatorio, también es antiséptico, antibiótico, analgésico, tónico y bactericida. Este aceite consigue disimular el aspecto de cicatrices y de tratar las irritaciones cutáneas más comunes (acné, erupciones, eczemas, dermatitis leve y heridas superficiales). Este aceite es ideal para las pieles sensibles. También alivia algunos síntomas de alergia y es muy útil en problemas digestivos. Su efecto relajante ayuda a reducir el estrés y combatir el insomnio.
Muy valorada por los antiguos egipcios por sus propiedades rejuvenecedoras, actúa como un potente regenerador de los tejidos cutáneos. Mejora visiblemente la apariencia de las cicatrices.
Reduce la fatiga estimulando la mente. Además, alivia molestias estomacales.
Su efecto sedante ayuda a reducir el estrés.
Alivia los síntomas premenstruales y problemas emocionales.
Ejerce un efecto antidepresivo.
No hay un aceite mejor que otro, simplemente cada uno contiene las propiedades de la planta de la que se obtiene y eso le otorga una finalidad concreta. No obstante, todos actúan compartiendo unas mismas propiedades: antibiótico, regenerador celular, antiséptico, antivírico, tonificantes, antiinflamatorios e inmunoestimuladores.