El secreto para adelgazar y rejuvenecer sin dietas ¡y sin sufrir!
Descubre la guía básica y esencial para reeducar la alimentación y saber elegir alimentos saludables. Conseguirás un doble objetivo: adelgazar si lo necesitas y rejuvenecer la piel.
Una de las consecuencias más importantes de una buena o mala alimentación, es el aspecto de nuestra piel y cabello. La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y actúa como barrera protectora entre nuestro organismo y el medio que lo rodea, y por este motivo, una dieta equilibrada y saludable será fundamental para la piel, ya que una alimentación desequilibrada puede ocasionar problemas de salud en ella, acelerar el proceso de envejecimiento e intensificar la falta de elasticidad, favorecer la aparición de acné, granitos, impurezas y un largo etcétera.
Muchas personas siguen pensando que seguir una alimentación sana y equilibrada es sinónimo de sacrificios, de sufrimiento, de renuncias al consumo de aquellos alimentos que nos gustan, sin embargo, basta hacer algunos pequeños cambios y aprender a distinguir los alimentos saludables que deben ser la base de la alimentación diaria para alcanzar un doble objetivo: adelgazar y rejuvenecer.
Olvídate de dietas y soluciones milagro, el secreto es aprender a cuidarte por dentro para verte mejor que nunca por fuera, y para que de una vez por todas lo logres, te ofrecemos esta guía básica esencial para reeducar la alimentación y saber elegir alimentos saludables. ¡Siente el cambio!
Prioriza y aumenta el consumo de alimentos frescos y de temporada (frutas, verduras y hortalizas), frente a productos procesados.
Leer las etiquetas de los productos que compramos es fundamental para elegir bien, teniendo en cuenta que:
Menos ingredientes supone menos añadidos y por tanto ¡más sano y natural!
La lista de ingredientes aparece ordenada de mayor a menor cantidad en su composición.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un consumo máximo de 25 gramos de azúcar al día, y de 5 gramos de sal, tenlo presente a la hora de elegir lo que comes para no pasarte.
No temas a las grasas, pero elígelas de buena calidad, como la del pescado azul, el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos o el aguacate, y evita el resto. Las grasas saludables contienen vitaminas y antioxidantes que hidratan y nutren la piel, además de proteger la dermis y contribuir a repararla.
En productos integrales, comprueba que estén elaborados, en su mayoría, de harina 100% integral y revisa el contenido de azúcar en su composición. Los granos integrales son ricos en antioxidantes que permiten combatir los radicales libres, encargados, entre otras cosas, de dañar la piel y el cabello. Además, su riqueza en fibra favorece la eliminación de toxinas, por lo que te ayudará a lucir una piel más luminosa.
Elige lácteos preferentemente bajos en grasa y comprueba que tienen menos de 5 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto.
Cuando compres huevos, procura que su etiquetado comience por 0 (producción ecológica) o 1 (gallinas camperas).
Si tomas café, intenta que sea natural porque es el único que es 100% café. Además, apúntate a las infusiones porque aportan 0 calorías y un montón de antioxidantes.
No renuncies al chocolate, pero elígelo con el mayor porcentaje de cacao, preferentemente a partir de un 70%, porque contiene menos cantidad de azúcar y es mucho más saludable.
Elimina la grasa visible de las carnes, elige aquellas menos grasas como el pollo o el pavo para el consumo regular y deja el resto para ocasiones puntuales. En lo que respecta al pescado, ¡todos son bienvenidos!
El azúcar y la sal, enemigos de tu piel
Por una parte, la sal favorece la retención de líquidos y consumida en exceso antes de ir a dormir producirá que tu piel a la mañana siguiente no esté en su mejor momento, mostrando un semblante apagado y con frecuencia acompañado de ojos hinchados. Por ello, reduce la sal al mínimo y sobre todo antes de acostarte.
Por otro lado, diversos estudios demuestran que el azúcar perjudica al colágeno y la elastina, fibras que dotan a la piel de firmeza y elasticidad. Reduce el consumo de azúcar y evitarás la aparición de arrugas y flacidez prematuras.