Es un hecho que durante los meses de primavera y verano hacemos más comidas fuera de casa, algo que sin duda nos da una mayor posibilidad de descansar y disfrutar en compañía de familiares y amigos sin preocuparnos después de poner en orden la cocina. Sin embargo, conciliar la vida social con la operación bikini resulta un reto, ya que comer fuera también supone un menor control sobre lo que comemos y se asocia a excesos, poniendo en peligro la figura. ¿Cómo comer fuera sin engordar? ¿habría una forma de armonizar esta "deliciosa" lucha entre ir a probar los templos culinarios y no volver con unos kilos extra y que, además, se tratase de una opción saludable y compatible con la pérdida de peso? ¡desde luego que sí! Te desvelamos los trucos para comer sano y ligero fuera de casa:
Si llevas muchas horas sin comer y llegas al restaurante, lo normal es que te pidas los platos más abundantes y apetecibles, por este motivo es recomendable tomar un snack aproximadamente una hora antes de llegar al restaurante para ayudar al cuerpo a controlar el hambre y poder pedir con mesura (una pieza de fruta o un yogur griego sería suficiente, aunque también se puede llenar el estómago con un caldo de vegetales), así se evitará caer en las tentaciones más apetecibles y menos healthy que se acumulan en forma de kilos extra. En MujerdeElite te ofrecemos una selección de snacks que no engordan para matar el gusanillo.
Sí rotundo al jamón, a la cecina, los encurtidos, frutos secos (con moderación), los boquerones en vinagre, las gambas, el salpicón de marisco, los mejillones o los berberechos. Hay que huir de las patatas fritas, kikos, croquetas, hojaldres y rebozados. Se puede acompañar este momento “delicatesen” con una copa de vino tinto y tratar de evitar la cerveza ¿una opción mejor? Nada de alcohol, apostar por un zumo de tomate o agua con una rodaja de limón.
En la mayoría de ocasiones pedir variaciones sobre el menú o el plato elegido no representará ningún inconveniente. Por ejemplo, pide a la plancha o asado aquello que esté frito o rebozado. Además, modifica las guarniciones a base de patatas fritas por vegetales o ensalada. No obstante, si has quedado en el restaurante a la hora de la comida, puedes permitirte agregar carbohidratos a tu plato, especialmente si son integrales: pasta integral, pan integral o de cereales, arroz salvaje… Sin embargo, para la hora de la cena es más conveniente disminuir la cantidad de carbohidratos y las grasas saturadas como salsas cremosas, frituras y carnes fuertes. Además, recuerda siempre incluir algo de verde en tu pedido en forma de verduras o frutas.
De forma general, algunos alimentos y preparaciones culinarias son muy ricas en grasas y calorías, tales como la mantequilla, mayonesas, sofritos consistentes, salsas cremosas, fritos, gratinados, rebozados, beicon, tocino, carnes con mucha grasa visible, pasteles, tartas y productos de bollería en general. Evítalos y opta por aquellas preparaciones sencillas, a la plancha, al vapor, en papillote…
Ya sabes que la sal retiene líquidos y no conviene nada abusar de ella. Prueba la comida antes de añadirle sal, en la mayoría de casos no será necesario.
Conocer las versiones saludables de la comida que se vaya a disfrutar es garantía de éxito. Así, si acudes a un restaurante mexicano, pide que las fajitas sean de pollo y sin crema agria. Si estás en un chino, apuesta por el arroz integral y verduras al vapor. En un italiano, con salsa de tomate; en un argentino, evita las carnes con demasiada grasa, los embutidos y las salsas, pide la carne cocinada al horno o a la plancha... Sigue leyendo porque después detallaremos las pautas para comer sano y ligero, restaurante por restaurante.
Uno de los secretos de modelos como Gigi Hadid para comer lo que le apetece y mantener su figura es comer despacio. Este simple acto te permitirá disfrutar más de tu comida, ser más consciente de las porciones que consumes y hará que tu cuerpo tenga sensación de saciedad con menos cantidad de alimentos. No dudes en dejar comida en el plato si te sientes satisfecha. Además, por si fuera poco, comer lentamente y masticar bien la comida te ayudará a tener una digestión mucho más ligera. ¡Tu cuerpo y tu figura te lo agradecerán!
Los médicos y nutricionistas coinciden en que la fórmula perfecta para las comidas es acompañar cada una con dos vasos de agua, que puedes aromatizar con una rodaja de limón, aunque también se puede pedir un refresco "light". Sin embargo, hay ocasiones en las que puedes permitirte sustituir el agua por alguna bebida alcohólica. Entre las bebidas que tienen menos calorías están: el vino tinto, la cerveza sin alcohol, la sidra y la cerveza oscura. Un vaso pequeño de vino es aceptable, lo ideal es tomarlo a pequeños sorbitos para que dure más tiempo. Olvida los refrescos cargados de azúcar y gas que se hinchan en tu estómago y aportan calorías vacías.
Comer fuera de casa no implica abandonar todo placer culinario. Si estás decidida a darte un capricho, compensa durante el día con platos saludables y ligeros que equilibren la proporción de grasas, hidratos de carbono y proteínas. Además, resulta recomendable incluir ese “día de pecado” una sesión de ejercicio, ya que el deporte no solo quema calorías y activa el metabolismo, sino que también controla el apetito.
Contrariamente a lo que se cree, “comer sano” en restaurantes no pasa por comer lo que se quiera y renunciar al postre, pues esta práctica suele desembocar en un picoteo posterior al llegar a casa. Lo ideal es pedir primero una ensalada para regular el apetito durante el resto de la comida, un plato principal y un postre. Si te apetece un postre contundente, lo ideal es pedirlo para compartir, pero si optas por un postre individual, la fruta o un sorbete son opciones perfectas. También puedes cambiar el postre por una infusión o un café, te dará la sensación de haber “finalizado” la comida.
Si nos esforzamos un poco, podremos disfrutar de una comida equilibrada sin poner un gramo de más en la báscula permitiéndonos continuar con el proceso de adelgazamiento sin tropiezos. Te lo demostramos: