Dieta vegetariana: beneficios y claves de la cocina vegetariana

El éxito de la dieta vegetariana y sus beneficios para la salud han llegado para quedarse. La variedad que ofrece la cocina vegetariana va más allá de las tradicionales verduras. Conoce sus secretos.

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La dieta vegetariana es una forma alternativa de comer. Consiste en eliminar carnes y pescados de nuestra alimentación. Sus ventajas para la salud son muchas y sus peligros también numerosos si no se sigue un régimen equilibrado y con variedad de alimentos. Y es que, cualquier dieta, incluida la vegetariana, necesita planificación y orientación. Antes de decantarse por este tipo de alimentación, lo mejor es asesorarse y comprobar si el organismo está en condiciones de adoptar un cambio tan drástico de comidas.

Los beneficios de la dieta vegetariana

La dieta vegetariana es, en principio, una dieta muy saludable. Entre sus muchas ventajas está la de limpiar el organismo de toxinas, lo que la hace aconsejable incluso si se sigue solamente durante una o dos semanas al año.

El nivel de urea desciende con esta dieta, por lo que es excelente para las personas con problemas renales. Hace bajar los niveles de colesterol y previene la diabetes. Es de gran ayuda para los que padecen artritis reumatoide o problemas cardiovasculares. Tiene propiedades antioxidantes, aumenta la vitalidad, hace perder peso, y embellece la piel y el cabello.

Además, según el Journal of the American Medical Association (JAMA), la dieta vegetariana puede reducir en un mes el colesterol malo en un 28%. La Unión Vegetariana Española apoya este dato y declara que puede prevenir otras enfermedades, tales como la obesidad y la hipertensión.

Todos estos milagros tienen que ir acompañados, para materializarse, de un cambio de hábitos. Adiós al alcohol, el café, el té y el tabaco. Y bienvenido al ejercicio y a una forma de vida más saludable.

Una dieta vegetariana equilibrada, completa y bajo supervisión de un nutricionista, es buena para cualquier persona y a cualquier edad. Las embarazadas, lactantes, niños y adolescentes también pueden seguirla sin riesgos siempre y cuando no falte en esta dieta todos los nutrientes necesarios para las demandas específicas de su organismo.

El origen de alimentarse con vegetales

Las razones que pueden llevar a prescindir de alimentos animales son muchas. Algunas religiones milenarias, como la hinduista y budista, rechazan el sacrificio de animales, ya que creen en la transmigración de las almas. El cristianismo establece a lo largo del año días de abstinencia, en los que no se puede comer carne. Los Adventistas del Séptimo Día defienden el vegetarianismo, mientras que el judaísmo y el islamismo prohíben, entre otros alimentos, la carne de cerdo.

La más extrema y estricta de las dietas vegetarianas es la zen, en especial la que se sigue en sus monasterios, y que se reduce prácticamente a un cuenco de arroz al día.

A mediados del siglo pasado, el vegetarianismo se convirtió en Occidente en una corriente de moda y desde entonces no ha dejado de ser una dieta bastante popular. Algunos la siguen para alimentarse de forma sana, otros como protesta por el trato que se da a los animales de granja, y los hay que sostienen que comiendo únicamente vegetales contribuyen a la conservación del medio ambiente.

Agencias

Tipos de dietas vegetarianas

Existen muchos tipos de dietas vegetarianas, empezando por la que elimina las carnes rojas, pero no el consumo de aves y pescado. La llamada dieta vegana prescinde de cualquier producto de origen animal, como lácteos y huevos. Los vegetarianos macrobióticos rechazan los alimentos procesados por considerar que están contaminados con productos tales como hormonas o radiactividad.

Entre estos tres grandes grupos existen muchas variaciones, como la de los llamados "nuevos vegetarianos", que siguen dietas con pocas o ninguna proteína animal, adaptadas a sus preferencias personales y más por razones de salud que por principios religiosos o morales.

Los peligros de seguir una dieta vegetariana

El vegetarianismo no es en sí una dieta más peligrosa que cualquier otra que se siga sin cuidado y orientación.

El principio básico de cualquier dieta es que la adaptación a ella debe ser progresiva y escalonada. No se puede prescindir de golpe de un grupo de alimentos, sino que hay que ir reduciéndolos poco a poco.

El vegetarianismo puede ser perjudicial para la salud, sobre todo en las dietas más extremas. Falta de vitaminas, minerales y proteínas son los problemas más comunes. Esto se traduce en raquitismo, trastornos hormonales, desnutrición, osteoporosis y partos prematuros, entre otros muchos.

Para seguir una dieta vegetariana saludable hay que tener en cuenta aspectos tales como que la combinación de ciertos alimentos, como arroz y lentejas, o maíz y frijoles, es una forma de lograr las proteínas suficientes. También hay que prestar atención a las cantidades de alimentos que se ingieren para alcanzar el aporte necesario de vitaminas y minerales.     
 
Cereales integrales y legumbres, frutas y verduras, frutos secos, grasas vegetales, productos lácteos y huevos, y dulces no refinados son, por este orden, los cinco grandes grupos de alimentos que forman la dieta vegetariana más habitual.         

Seguir un régimen vegetariano tiene sus pros y sus contras. Antes de iniciarlo es recomendable asesorarse bien.

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El éxito de la cocina vegetariana

Quizá sin darte cuenta tu dieta tiene mucho que ver con la cocina vegetariana, sin que por ello hayas abandonado la carne y el pescado. Lo cierto es que unos primeros o segundos platos deliciosos y llenos de energía, pero mucho más fáciles de digerir, están a disposición de cualquiera que quiera depurar el organismo y aprovechar una cocina sana y equilibrada.

Lo importante es que sepas que las combinaciones y los condimentos con los que puedes alternar los platos que habitualmente cocinas, pueden verse enriquecidos con mezclas que nunca se te hubieran ocurrido. Las propuestas son variadas.

"Creo que la cocina vegetariana es el modo de alimentarse más cercano y respetuoso con la naturaleza", opina Mercedes Blasco, especialista en alimentación natural que ha investigado las bases que hacen de este tipo de alimentación un sistema equilibrado de alimentación.

Una cocina que te ayuda en los cambios de estación

Los cambios de estación propician una alimentación muy diferente que nos ayuda a salir del letargo con alimentos depurativos en primavera; a consumir aquellos que nos refresquen e hidraten en verano; en el otoño la nueva cosecha propicia alimentos que refuercen nuestro organismo para afrontar el nuevo ciclo y los frutos secos, los cereales y los tubérculos son los que nos ayudarán a conseguirlo; en invierno las hierbas y brotes ayudarán a inyectar dinamismo en nuestro organismo para combatir las enfermedades propias de la época.

Blasco afirma que la velocidad a la que nos movemos en nuestra vida cotidiana ha significado que la cocina convencional se "haya estancado", mientras que “la dieta natural abarca una gran variedad de alimentos, desde dátiles hasta berros, por poner un ejemplo".

Según la nutricionista la alimentación ovo-lacto-vegetariana es equilibrada y sana e incorpora todos los nutrientes necesarios para proporcionar un óptimo estado físico, psíquico y emocional.

Además, los alimentos vegetales fatigan menos el tracto digestivo y no se degradan por putrefacción sino por fermentación. Su elevado contenido en sales minerales, agua, enzimas y vitaminas hidrosolubles y su bajo aporte en grasas saturadas, colesterol y ácido úrico beneficia tu circulación y limpieza.

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Poniendo en práctica la cocina vegetariana

La recomendación de Blasco es que, si el primer plato nos aporta fibra, agua y micronutrientes, gracias por ejemplo a una ensalada, el segundo se debe encargar de proveernos de principios inmediatos. Los carbohidratos nos aportarán sensación de plenitud, como las patatas, el arroz y los cereales y las proteínas en este tipo de dieta pueden consumirse por la vía animal clásica de huevos y derivados lácteos.

Son clásicas en este sentido la inclusión de la soja y todos sus derivados desde el tofu al tempeh, las salsas y los texturizados.

Los postres no están reñidos con la cocina vegetariana. No estamos castigados. La fruta se asimila a la perfección, porque al contener básicamente agua y azúcares su tiempo de digestión es muy corto.

Las sopas son ideales para la noche, aunque si se practica algún deporte es preferible incluir en la merienda parte de los nutrientes que necesita el organismo. A última hora del día, se recomiendan los platos hervidos, asados o a la plancha frente a los fritos.

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Ideas de cocina vegetariana en primavera y verano

Los alimentos que más dinamismo proporcionan son los que están "vivos" como los brotes de semillas, las frutas y hortalizas recién cosechadas.

Para comenzar el día nada como unas "Tartaletas de higos secos", con miel y zumo de naranja o una "Tarta de almendra" con una pizca de canela, almendra molida y azúcar de caña.

La comida requiere un primero, que puede ser una "Ensalada campera" con tomates, patatas nuevas, sin olvidar el aceite, pepino, pimientos, huevos duros y una salsa mezclando eneldo cortado muy pequeño con yogur y zumo de limón. Un "Cuscús" de segundo con una cucharada de menta, tomillo y orégano a partes iguales y como colofón una "Charlota de fresas" y a esperar a la noche.

En verano es necesario que nuestro organismo no esté escaso de betacaroteno. Un pastel de limón o unas magdalenas con piña y ciruelas pasas son un buen comienzo para encarar el día. Una ensalada templada de pasta con tomates, ajo, aceitunas negras, orégano, pimientos y salsa de soja; un delicioso "Budin de berenjenas" o una "Hamburguesa de tofu y champiñones", son un excelente segundo, para terminar con un "Flan de almendras" o unos deliciosos "Pinchitos con almíbar" para poner el punto final.

Hamburguesa vegana - Goiko Grill

Ideas de cocina vegetariana en otoño e invierno

En otoño hay que preparar el cuerpo para una nueva temperatura. Los zumos de frutas y los frutos secos no deben faltar en nuestra dieta. Es época de setas, aprovéchate para degustar las más sabrosas.

Un superdesayuno antioxidante a base de cinco cereales: avena, trigo, cebada, maíz y arroz, además de sésamo, pipas de girasol o leche de soja entre otros ingredientes nos proporcionará energía suficiente. Aunque también puedes decantarte por una "Tarta de manzana con avena" una delicia para el paladar.

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Una comida a base de "Arroz con calabacines" o una "Ensalada de setas" serán el paso previo para una consistente "Cazuela de alubias y calabaza" o "Coliflor con castañas", y la comida puede finalizar con "Peras al roquefort" o un refrescante "Lassi" con yogur natural, zumo de frutas licuado, plátano, hielo y miel al gusto.

En invierno se puede comenzar el día con unas galletas de almendra y coco y nada mejor que calentarse con sopas y caldos para el almuerzo. Una "Sopa-crema de espinacas y lechuga" es sencilla de preparar y muy nutritiva. Con boniato y calabaza podemos hacer una "Crema solar" que nos recordará a los atardeceres del verano. De segundo, una "Sopa de alubias" o una "Olla gitana" con garbanzos y judías tiernas nos harán entrar en calor. Un "Zumo de kiwi" o un "Té de naranja con especias" nos ayudarán a hacer mejor la digestión.

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